GUÍA PARA COMPRAR UN TELESCOPIO
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Partes de un telescopio
En primer lugar debemos saber qué partes tiene un telescopio, porque habrá que guardar parte del presupuesto para cada una de ellas.
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- Buscador: Un pequeño telescopio o dispositivo para localizar objetos más fácilmente.
- Oculares: Donde se pone el ojo. Determinan los aumentos y la amplitud de la imagen que vamos a ver. Son intercambiables y querremos disponer de al menos unos tres oculares distintos. Su calidad es casi tan importante como la del propio telescopio
A mucha gente le interesa saber la "potencia" del telescopio, es decir, cuántos aumentos tiene. En realidad esto nos lo determina el ocular que usemos. Además de la calidad del diseño y la construcción, lo verdaderamente importante es la apertura del telescopio, como de "gordo" es. Cuanto más ancho, más luz captaremos y más aumentos podremos usar sin arruinar la imagen. Como regla básica, podremos poner no más del doble de aumentos que el diámetro en mm (una apertura de 150 mm no soportarán más de 300 aumentos en ningún caso). Además, cuanta mayor apertura tengamos, podremos observar objetos más débiles. Un telescopio el doble de ancho permite ver objetos cuatro veces más débiles. El diámetro del telescopio es la clave.
Tipos de telescopio
Hablemos ahora del tubo. Existen dos diseños fundamentales de telescopio según el interior del tubo. Por un lado los basados en lentes, llamados refractores, y por otro los basados en espejos, reflectores. Los catadióptricos tienen elementos de ambos.
Refractores. Son como catalejos gigantes.
Los apocromáticos son muy buenos, largos, grandes y muy caros. Muy buena opción si te interesa la observación planetaria y el dinero no es problema. Los acromáticos son más baratos, pero producen aberraciones ópticas, defectos en el color de la imagen. Además, también son bastante grandes. No suelen ser la opción más interesante.
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Reflectores. Utilizan espejos en lugar de lentes. Por esta razón, son más baratos, es decir, más ancho por el mismo precio. Hay dos subtipos importantes:
Newton: Tienen un espejo principal al fondo, y uno secundario a la entrada del tubo, soportado por la característica "araña" (unos segmentos de metal finos, como patas de araña). Son los más baratos, lo que se traduce en un mayor diámetro. El aspecto negativo es que son grandes y aparatosos. Además su mantenimiento es más complejo. Periódicamente se deben alinear los espejos (colimación) y al cabo de los años es inevitable una limpieza de los espejos, lo que es una maniobra muy delicada donde podemos rayar los espejos. El polvo afecta muy poco a la imagen. Si no estás plenamente convencido, no limpies.
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Catadióptricos: Actualmente hay muchos diseños, quizás el más conocido sea Schmidt–Cassegrain. Como los Newton, tienen un espejo principal al fondo y uno secundario a la entrada. La diferencia principal es que el secundario no está inclinado, por lo que la luz vuelve hacia el primario, que está perforado en el centro para dejar pasar la luz que viene de vuelta. Este diseño donde la luz va y vuelve significa que el tubo es mucho más compacto, unas 2 o 3 veces más cortos que un telescopio Newton equivalente. Además, el espejo secundario está colocado sobre una lente correctora, sin araña, que mejora la imagen. Son más caros que los Newton, pero mucho más fáciles de guardar y transportar y de menor mantenimiento. Suelen considerarse los "todoterreno" de los telescopios y siempre son una opción fuerte para cualquier tipo de observación y presupuesto.
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Monturas de telescopio
Hablemos ahora de las monturas. El aspecto fundamental es su firmeza y estabilidad, lo que determina el telescopio que podremos utilizar con ella. Muchos "telescopios" de principiante tienen monturas nefastas que hacen imposible su uso, ¡ten cuidado! Una montura sencilla y de calidad permite una observación agradable, y viceversa. Lo normal en tu primer telescopio es que éste incluya montura y trípode, aunque es posible comprar los elementos por separado. Las monturas se pueden clasificar según sus ejes de movimiento y según sean manuales o con autoguiado.
Dobson: Son habituales con telescopios tipo Newton. Su construcción es extremadamente sencilla, y se mueven directamente arriba y abajo y de izquierda a derecha con nuestras manos, sin más. Su diseño es muy barato y en comparación compacto y ligero. Son muy atractivas y una opción excelente para comenzar. El punto negativo es que son difíciles de motorizar, por lo que no podremos utilizarlas para fotografía.
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Ecuatoriales: Son las más usadas. Las hay manuales y motorizadas. Se mueven según el eje del cielo, es decir, un eje nos marca la declinación de la estrella, su altura angular desde el ecuador, mientras que el otro eje se mueve siguiendo el camino de las estrellas en el cielo. Esto nos permite, una vez fijada la declinación, seguir a la estrella a lo largo de la noche moviendo únicamente uno de los ejes. Es muy cómodo cuando estás usando muchos aumentos.
Ecuatoriales: Son las más habituales y pueden ser manuales o motorizadas. Se caracterizan por estar alineadas con el eje de rotación de la tierra (lo que permite seguir el movimiento aparente de las estrellas con facilidad). Por contra, son un poco menos intuitivas de utilizar que las Dobson, aunque no debería ser un problema. También tienen dos ejes, la ascensión recta (el que sigue la rotación terrestre) y la declinación.
Manuales: Unos manguitos permiten mover cada uno de los ejes poco a poco con suavidad. Para movimientos más amplios disponen de frenos de bloqueo. Son las más básicas y solo son adecuadas si no estamos interesados en realizar fotografía.
Autoguiado: Son monturas motorizadas bastante más caras que las manuales. Disponen de motores y un mando con el que puedes controlar el movimiento del telescopio. Una vez calibrado, puedes buscar objetos de forma automática. El telescopio seguirá los objetos en el cielo a lo largo de la noche, por lo que no tendrás que corregir la posición mientras observes un mismo astro. Aunque mejora con los años, la "puesta en estación" de estas monturas no es evidente, y puede llevar tiempo y varios intentos. También se puede utilizar el motor sin autoguiado. Esto exige la localización manual de los objetos y solo permite un seguimiento defectuoso que debemos corregir con el mando, aunque de forma mucho más cómoda y esporádica que en las monturas manuales. Una vez más, solo es una opción si no queremos hacer fotografía.
Los oculares
Llegados a este punto ya tenemos nuestro tubo con nuestra montura y su trípode. Pero eso no es todo, faltan dos cosas muy importantes sin las cuales no tendremos una buena experiencia a la hora de usar nuestro telescopio: el buscador y los oculares.
Vamos con el tema de los oculares, que son tan importantes como el telescopio. Ya que son los que nos darán el número de aumentos. ¿Pero cuántos aumentos puede soportar nuestro telescopio sin que la imagen pierda demasiada calidad? Para saber esto, basta con conocer la apertura de nuestro telescopio, es decir, como de gordo es. Por ejemplo, para una apertura de 130 mm, un valor intermedio-bajo, podremos soportar hasta 260 aumentos, y mejor si es por debajo de 200. Para calcular esto multiplicamos la apertura del telescopio por un factor x1,5 o x2. De esta forma sabremos el número de aumentos máximo que podemos poner en nuestro telescopio.
El número más importante de nuestro ocular es su distancia focal. Vendrá expresada en milímetros y será la que nos dará el número de aumentos. Para calcularlos basta dividir la distancia focal del telescopio entre la distancia focal del ocular.
De esta forma nos interesará tener tres o cuatro oculares con distintas distancias focales que nos permitan poner distintos aumentos a nuestra imagen. Esto es útil a la hora de observar tanto objetos grandes como la luna, y astros pequeños como los planetas. Además, normalmente, los oculares con poca distancia focal, muchos aumentos, suelen presentar un campo aparente reducido. |
El campo aparente viene indicado en grados, es la cantidad de cielo que veremos a través del ocular. De esta forma es importante señalar que el área que veremos no es lineal. Es decir veremos mucho más con un campo aparente de 60º que con unos de 50º. Tal como puede apreciarse en la imagen.
Normalmente encontraremos oculares con un campo aparente de entorno a 50º, pero merece la pena gastar un poco más de dinero para tener alguno de 60º o 70º. A partír de aquí son una maravilla, pero mucho más caros. |
Por último es importante saber que hay dos tipos de oculares según su diámetro. Los hay de 1´25 pulgadas y de 2 pulgadas. Es importante saber cual es la apertura de nuestro telescopio para comprar los oculares apropiados, o un adaptador correspondiente. De lo contrario no podremos colocarlos en nuestro portaoculares.
Para saber que distancias focales comprar lo mejor es coger una que nos de un número de aumentos cercano al límite del telescopio, una que esté en la mitad de ese límite y otra que sea la suma de las dos anteriores, es decir, aproximadamente a un cuarto de los aumentos máximos. De esta forma podremos colocar primero el ocular que menos aumentos nos da, centrar el objeto a observar y subir progresivamente los aumentos, para así no perder el objeto. Por este motivo querremos que el ocular que nos da menos aumentos sea el que tenga el mayor campo aparente.
Para saber que distancias focales comprar lo mejor es coger una que nos de un número de aumentos cercano al límite del telescopio, una que esté en la mitad de ese límite y otra que sea la suma de las dos anteriores, es decir, aproximadamente a un cuarto de los aumentos máximos. De esta forma podremos colocar primero el ocular que menos aumentos nos da, centrar el objeto a observar y subir progresivamente los aumentos, para así no perder el objeto. Por este motivo querremos que el ocular que nos da menos aumentos sea el que tenga el mayor campo aparente.
El buscador
Por último, y no por ello menos fundamental, hablemos ahora del buscador. Sin un buscador no podremos usar nada de lo que acabamos de comprar. Como su propio nombre indica es un pequeño telescopio que nos ayuda a buscar los objetos que queramos observar. Suelen presentar pocos aumentos entre x6 y x8. Además tienen un campo aparente enorme, por lo que podremos ver grandes regiones del cielo, donde reconocer fácilmente por donde nos estamos moviendo.
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Lo importante de un buscador no son tanto los aumentos sino su apertura. Ya que si estás buscando una nebulosa o una galaxia de cielo profundo, con un buscador de menos de 25 mm no serás capaz de verla. Por esto es recomendable comprar un buscador de mayor grosor, entre 30 y 50 mm suelen ser la mejor opción.
Algunos buscadores más caros vendrán con pequeños láseres rojos que nos servirán como primera aproximación al objeto. Son una gran ayuda si uno está un poco perdido a la hora de moverse por el cielo. |
Por último, comentar que existen dos tipos de buscadores, los rectos (arriba) y los acodados (izquierda). La principal diferencia es que los rectos invierten la imagen y los acodados no. En principio daría igual, en el cielo no hay arriba, abajo, derecha o izquierda. Pero hay gente a que le resulta más fácil utilizar los acodados.
Antes de comprar un buscador para nuestro telescopio es importante comprobar que tenemos la base correspondiente y que esta es compatible. |
En resumen:
- Lo importante es la apertura del telescopio, no los aumentos. Los aumentos se pueden añadir, pero la apertura determina el máximo de aumentos.
- No hay que gastar todo el dinero en el tubo y la montura.
- Los oculares son muy importantes.
- Los aumentos se obtienen de dividir la distancia focal del telescopio entre la del ocular.
- El límite de aumentos lo da la apertura multiplicada por x1,5 o x2.
- El campo aparente es tan importante como los aumentos.
- El buscador es imprescindible para movernos por el cielo. (A menos que seas un fenómeno.)
Esperamos que este artículo os sea de ayuda a la hora de comprar un telescopio. Si tenéis cualquier duda podéis preguntarnos y estaremos encantados de resolverlas lo mejor que podamos.
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