Como es típico en nuestra agrupación nada es tan fácil como podría parecer. A falta de que llegara una persona con todos los coches listos, alguien se da cuenta de que se ha dejado en casa su láser astronómico nuevecito, y corrompido por el ansia y las ganas de estrenarlo un coche se va a buscarlo.
A partir de aquí y como suele ser costumbre la cosa mejoró mucho, a pesar del increíble frío que amenazaba con convertirnos en caminantes blancos. Pudimos observar Júpiter en todo su esplendor, tal y como demuestran las fotos que hicimos. Pudiendo, esta vez si, acoplar una cámara al telescopio.
El lunes 22 un grupo de valientes se reunió en la universidad para cargar los coches con el material astronómico y poner rumbo a un campo vacío en medio de la mancha.
Con todo, pudimos llegar al sitio después de perder y reencontrar varios coches del convoy en repetidas ocasiones. Ya era de noche, en realidad muy de noche, así que muy a nuestro pesar no pudimos ver al vecino rojo, marte.

Tras acabar atrapados en un atasco en la M-30, me llega un mensaje al movil, uno de los coches tiene una rueda pinchada, tenemos que parar. Al final, conseguimos llevar todos los coches hasta una gasolinera y gracias a la bondad de los dioses del cosmos la rueda no esta pinchada. Lo que pasa es que esta muy desinflada y va perdiendo aire muy poco a poco.
La persona que faltaba llega mas o menos a la vez que el coche que regresa a la universidad mientras nosotros salimos, por lo que tenemos que dar un par de vueltas para que se unan a nuestro convoy de cuatro coches. Bueno solo vamos una hora tarde, aun llegamos bien para el amanecer. Pero aun quedaban más infortunios en nuestro camino.
También se observaron las Pléyades, la nebulosa de Orión, algunos sistemas binarios o la galaxia de Andrómeda. Se buscaron también la Nebulosa Roseta o la Galaxia Triangulus.
Para evitar morir de hipotermia y como primer experimento, se llevó el nuevo termo de la agrupación lleno hasta arriba de chocolate caliente. Que fue una delicia para todos los allí presentes, e hizo revivir a más de uno. Tras la observación y la imprescindible foto de grupo, pues eramos un grupo considerablemente grande. Nos fuimos a la casa del pueblo de un miembro de la agrupación. Para cuando llegamos eran las cuatro y media de la noche. Pero eso no hizo mella en nuestro espíritu y nos pusimos a jugar a diferente juegos. |
Fue toda una experiencia y en general una buena forma de empezar las vacaciones de navidad. Yo me fui a dormir a las seis y media, pero hubo unos cuantos valientes que estuvieron toda la noche jugando.
A la mañana siguiente fueron saliendo los coches sin problemas, incluido el de la rueda casi pinchada, que tubo que parar un par de veces a incharla más. Pero al final todos pudimos regresar sanos y salvos.