Como es habitual quedamos con mucho tiempo de antelación en la Universidad Autónoma de Madrid, para cargar el material en los coches y salir bien de tiempo. Y esta vez, casi conseguimos salir a la hora prevista, solo veinte minutos tarde.
Formamos un convoy con los tres primeros coches que salíamos, y en la primera incorporación perdimos a uno de ellos. Empezaba bien la cosa. Después nos encontramos con que la mejor ruta para llegar a Yebes estaba cortada por obras, así que con el coche en reserva nos empezamos a meter por pistas de tierra. Tal y como Google decía, y algún giro inesperado que nos inventamos.
Tras lo cual, llegamos a estar a 500 metros de la carretera correcta. Si no fuera porque había una puerta con alambre de espino que nos impedía llegar. Nos colamos en el recinto un par de personas y encontramos a un guardia de seguridad muy majo que nos abrió. Y al parecer debe ser algo bastante común. Así que ya lo sabéis, a la estación de trenes de Yebes se puede llegar también por los caminos de tierra de la zona. XD
Tras ponernos en la ruta correcta nos dimos cuenta que nos quedaba poquísima gasolina. Si íbamos hasta el camping no podríamos volver. Por lo que tuvimos que ir hasta Guadalajara a rellenar el depósito. Lo cual supuso que todo el camino que habíamos hecho para "atajar" no sirviera para nada.
Formamos un convoy con los tres primeros coches que salíamos, y en la primera incorporación perdimos a uno de ellos. Empezaba bien la cosa. Después nos encontramos con que la mejor ruta para llegar a Yebes estaba cortada por obras, así que con el coche en reserva nos empezamos a meter por pistas de tierra. Tal y como Google decía, y algún giro inesperado que nos inventamos.
Tras lo cual, llegamos a estar a 500 metros de la carretera correcta. Si no fuera porque había una puerta con alambre de espino que nos impedía llegar. Nos colamos en el recinto un par de personas y encontramos a un guardia de seguridad muy majo que nos abrió. Y al parecer debe ser algo bastante común. Así que ya lo sabéis, a la estación de trenes de Yebes se puede llegar también por los caminos de tierra de la zona. XD
Tras ponernos en la ruta correcta nos dimos cuenta que nos quedaba poquísima gasolina. Si íbamos hasta el camping no podríamos volver. Por lo que tuvimos que ir hasta Guadalajara a rellenar el depósito. Lo cual supuso que todo el camino que habíamos hecho para "atajar" no sirviera para nada.
Ya con todo listo y los de la Agrupación Malasaña preparando un arroz con pisto gigante, nos topamos con que el cielo estaba bastante nublado, así que había que observar en el trozo de cielo que las nubes nos dejaran. Después de cenar, el cielo mejoró mucho y tuvimos un rato muy bueno donde se pudo ver y enseñar las cosas más típicas: las Pléyades, Andrómeda, la nebulosa de Orión. Se intentaron buscar un par de nebulosas más pero no hubo suerte. Después de lo cual las nubes se echaron encima de nuevo. Así que nos fuimos a tirarnos por la tirolina que tenía el parque donde estábamos acampados. Wiiiii!!!
En torno a la una y media o dos se despejó el cielo y se pudo ver Júpiter. La verdad es que se vio genial. Y todo el mundo pudo disfrutar de uno de los objetos más gratificantes de observar. Tras lo cual la mayoría nos fuimos a dormir.
A la mañana siguiente se madrugó bastante, se recogió más o menos todo y nos fuimos al observatorio. Sorprendentemente y contra todo pronóstico llegamos con 5 minutos de antelación y con el dinero ya recogido. Para compensar la suerte del viaje.
La visita fue lo mejor de la salida. Primero una charla sobre la radioastronomía y cuales son sus ventajas y métodos de observación. Y después, una sesión de planetario bastante chula. Todo a cargo de la guía del observatorio. Tras lo cual empezó nuestra visita particular a manos de Toni. Que estuvo súper majo.
Vimos el radiotelescópio viejo, uno de los primeros de España, que se rompió en 2005 pero que era de los años 70. En lugar de repararlo construyeron uno nuevo y mejor. Vimos también el laboratorio donde se fabrican los detectores de radio, que funcionan a 4 grados Kelvin para amortiguar el ruido blanco. La mayoría de los que se fabrican se importan a Holanda y Alemania. Después subimos al interior del radiotelescopio. Un monstruo de 40 metros de diámetro de antena. Vimos la sala de control e incluso subimos a la parte móvil donde se encuentran los espejos y los detectores.
En torno a la una y media o dos se despejó el cielo y se pudo ver Júpiter. La verdad es que se vio genial. Y todo el mundo pudo disfrutar de uno de los objetos más gratificantes de observar. Tras lo cual la mayoría nos fuimos a dormir.
A la mañana siguiente se madrugó bastante, se recogió más o menos todo y nos fuimos al observatorio. Sorprendentemente y contra todo pronóstico llegamos con 5 minutos de antelación y con el dinero ya recogido. Para compensar la suerte del viaje.
La visita fue lo mejor de la salida. Primero una charla sobre la radioastronomía y cuales son sus ventajas y métodos de observación. Y después, una sesión de planetario bastante chula. Todo a cargo de la guía del observatorio. Tras lo cual empezó nuestra visita particular a manos de Toni. Que estuvo súper majo.
Vimos el radiotelescópio viejo, uno de los primeros de España, que se rompió en 2005 pero que era de los años 70. En lugar de repararlo construyeron uno nuevo y mejor. Vimos también el laboratorio donde se fabrican los detectores de radio, que funcionan a 4 grados Kelvin para amortiguar el ruido blanco. La mayoría de los que se fabrican se importan a Holanda y Alemania. Después subimos al interior del radiotelescopio. Un monstruo de 40 metros de diámetro de antena. Vimos la sala de control e incluso subimos a la parte móvil donde se encuentran los espejos y los detectores.
La verdad es que todo el mundo se lo pasó genial y la visita fue muy agradable para todos, incluidos Toni y la guía. XD
Al final, el controlador del radiotelescópio se portó muy bien con nosotros y nos bajo la antena hasta casi la altura de nuestras cabezas, para que pudiéramos sacarnos esta pedazo de foto.
Al final, el controlador del radiotelescópio se portó muy bien con nosotros y nos bajo la antena hasta casi la altura de nuestras cabezas, para que pudiéramos sacarnos esta pedazo de foto.
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